sábado, 18 de septiembre de 2010

Dulsori












Dulsori!!!




Grupo de Percusión coreano, actividad realizada el día 17 de septiembre del año en curso, con el objetivo de mostrar la riqueza cultural de dicho país. La organización comenzo desde el momento de ubicar parqueo, habían personas organizando los vehículos, al dirigirse hacia la entrada del gran Teatro Nacional se podía observar el patrocinio de una marca de automoviles en este caso era Hiundai.




La velada dio inicio con los tradicionales actos protocolarios, luego unas palabras del Sr. Vicepresidente y empezó la función, los instrumentos perfecta mente afinados y se podía apreciar gracias a la acústica perfecta que proporciona el teatro, la iluminacion a cada uno de sus integrantes era la ideal, toda la presentación estuvo muy coordinada en cada golpe de los percusionistas, aunque no sabia que era lo que realmente decía cuando cantaban, la música te llevaba hasta la lejana Corea, la música une sentimientos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

HOMERO

(s.VIII a.C.) Poeta griego. En palabras de Hegel, Homero es «el elemento en el que el mundo griego vive como el hombre vive en el aire». Admirado, imitado y citado por todos los poetas, filósofos y artistas griegos que le siguieron, es el poeta por antonomasia de la literatura clásica, a pesar de lo cual la biografía de Homero aparece rodeada del más profundo misterio, hasta el punto de que su propia existencia histórica ha sido puesta en tela de juicio.
Las más antiguas noticias sobre Homero sitúan su nacimiento en Quíos, aunque ya desde la Antigüedad fueron siete las ciudades que se disputaron ser su patria: Colofón, Cumas, Pilos Ítaca, Argos, Atenas, Esmirna y la ya mencionada Quíos. Para Simónides de Amorgos y Píndaro, sólo las dos últimas podían reclamar el honor de ser su cuna.
Aunque son varias las vidas de Homero que han llegado hasta nosotros, su contenido, incluida la famosa ceguera del poeta, es legendario y novelesco. La más antigua, atribuida sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella, Homero es presentado como el hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces pasó a llamarse Homero. La muerte, siempre según el seudo Herodoto, sorprendió a Homero en Íos, en el curso de un viaje a Atenas.
Los problemas que plantea Homero cristalizaron a partir del siglo XVII en la llamada «cuestión homérica», iniciada por François Hédelin, abate de Aubignac, quien sostenía que los dos grandes poemas a él atribuidos, la Ilíada y la Odisea, eran fruto del ensamblaje de obras de distinta procedencia, lo que explicaría las numerosas incongruencias que contienen.
Sus tesis fueron seguidas por filólogos como Friedrich August Wolf. El debate entre los partidarios de la corriente analítica y los unitaristas, que defienden la paternidad homérica de los poemas, sigue en la actualidad abierto.

POLICLETO

(Argos o Sición, actual Grecia, h. 480 a. C.-?) Escultor griego. Se formó en la tradición de los broncistas de Argos y realizó casi todas sus obras en este mismo material. En la actualidad sólo se conocen algunas de ellas a través de copias helenísticas y romanas, realizadas en mármol.
La más celebrada es el Doríforo ( «Portador de lanza»); denominada «el canon», el autor aplicó en ella el sistema de proporciones de la figura humana que consideraba ideal y sobre el que escribió un tratado homónimo.
Otra de sus mejores obras es el Diadumeno, en la que también representa a un atleta; Policleto fue, de hecho, un gran especialista en la plasmación escultórica de la belleza del cuerpo humano. De su obra más admirada en la Antigüedad, la estatua criselefantina de Hera para el Heraión de Argos, sólo se conocen reproducciones sobre monedas. Fue, junto con Fidias, la gran figura de la escultura griega del siglo V a.C.

MIRÓN

Mirón (En griego Μύρων; trabajó h. 480-440 a. C.) fue un gran escultor y broncista de mediados del siglo V a. C. y uno de los más conocidos autores del arte griego, cuyas aportaciones escultóricas supusieron la transición al periodo clásico. Nacido en Eleuteras, ciudad situada en la frontera de Beocia y el Ática. Según la Historia Natural de Plinio, Agéladas de Argos fue su maestro.
El viajero Pausanias destacó esculturas de Mirón que permanecían in situ en el siglo II. Quionis, un vencedor olímpico del siglo VII de Esparta era conmemorado a través de un bronce idealizado obra de Mirón.
Trabajó fundamentalmente con el bronce: y aunque hizo algunas estatuas de dioses y héroes, su fama descansa principalmente en sus representaciones de atletas, en los que hizo una revolución, según los comentadores de la Antigüedad, al introducir una mayor audacia en la pose y un ritmo más perfecto, subordinando las partes al todo. La observación de Plinio de que las obras de Mirón eran numerosior que las de Policleto y más diligente. Parece sugerir que eran consideradas de proporciones (numeri) más armoniosas y al mismo tiempo más convincentes en su realismo: diligentia denotaba «gran atención a los puntos delicados», una cualidad que, con moderación, era característica de las mejores obras de arte, según los críticos de la Antigüedad.

Su gran mérito consistió en saber captar como nadie el movimiento. Sus obras más famosas se caracterizan por la representación fidedigna de las tensiones del cuerpo humano en movimiento, como se aprecia en su conocido
Discóbolo, y el realismo en sus esculturas de hombres y animales.Sus obras más famosas, según Plinio (Historia Natural, 34.57-59) fueron una vaquilla, un perro (canem, tal vez Cerberus), un Perseo, un sátiro — Marsias— admirando la flauta y Minerva (Atenea), un Hércules, que se llevó al santuario que le dedicó Pompeyo el Grande en el Circo Máximo, el Discóbolo (el lanzador de disco), y un Apolo para Éfeso, «que Antonio el triunviro cogió a los Efesios, pero el Augusto deificado lo restauró después de haber sido advertido en un sueño».
Los escritores del Alto Imperio Romano consecuentemente consideraron a Mirón entre los más grandes de los escultores griegos, un signo de que su reputación contemporánea había permanecido alta.

PRAXÍTELES

(Atenas, siglo IV a. C.) Escultor griego. Se cree que era hijo de Cefisodoto el Viejo. Su figura domina con autoridad la escultura del siglo IV a. C. en Atenas y se sitúa casi al mismo nivel de fama y prestigio que la de Fidias en el siglo anterior.
Sin romper con los rasgos estilísticos de la cultura ática, Praxíteles los interpretó desde una visión muy personal, que sentó las bases para el posterior desarrollo de la escultura helenística. Se alejó de la tradición anterior al preferir como material el mármol, más que el bronce, pero se mantuvo en la línea de sus antecesores por su elección como modelo para sus obras de la belleza juvenil idealizada. Desde este punto de partida, evolucionó hacia una mayor humanización de las estatuas, hacia una plasmación algo más intensa de los sentimientos.
Gozó de un gran prestigio desde sus primeras realizaciones, en particular por la suavidad del modelado y la postura indolente de los cuerpos, que gravitan fuera de su eje, descansando sobre un punto de apoyo. Es emblemático en este sentido el grupo de Hermes con Dioniso niño, encontrado en 1877 en Olimpia y que se considera un original, el único que se conserva de un escultor griego de primera magnitud.
Sus obras restantes se conocen a través de copias romanas. La que gozó de mayor renombre en la Antigüedad fue la Afrodita de Cnido, estatua de tamaño natural de la diosa en la que por primera vez se la representa desnuda. El Sátiro en reposo y el Apolo Sauróctono destilan el encanto sensual y la gracia delicada connaturales en la obra de Praxíteles. El escultor obtuvo también un gran éxito con un tipo de Eros desnudo al que la cabellera rizada confiere una nueva plasticidad, un nuevo encanto romántico.

FIDIAS

(Atenas, h. 490 a.C.-?, 431 a.C.) Escultor griego. Fue el artista más famoso del mundo clásico, y el maestro que llevó la escultura a las cotas más altas de perfección y armonía. La biografía de Fidias nos es en su mayor parte desconocida. Apenas se sabe nada de su formación, si bien se cree que tenía experiencia como grabador, pintor y repujador. Vivió en la época de Pericles, estadista empeñado en hacer de la Acrópolis de Atenas un signo majestuoso de la grandeza de la ciudad, que se convirtió en el principal protector de Fidias, quien básicamente trabajó en y para Atenas.
Fidias sobresalió tanto en la escultura exenta como en el relieve. La primera obra que se conoce de él es la Atenea Lemnia, una estatua de la diosa destinada a la Acrópolis de Atenas, de la que se conservan dos copias parciales: un busto en el Museo Arqueológico de Bolonia y una figura casi completa en el Albertinum de Dresde.
En el 438 a.C. se consagró la Atenea Partenos, la obra que le significó la fama. La patrona de Atenas está representada en esta estatua de nueve metros de altura como una diosa guerrera, con escudo y casco, preparada para la defensa de la ciudad. La obra, perdida, se conoce a través de copias de tamaño mucho menor.
Además de la Atenea para el Partenón, Fidias realizó otra estatua criselefantina, ésta para el santuario de Olimpia: la efigie de Zeus, incluida por los antiguos entre las siete maravillas del mundo. Era una estatua sedente del dios, de doce metros de altura, que destilaba grandeza y majestuosidad; es conocida a través de reproducciones en monedas y joyas.
Pero lo que engrandeció el nombre del artista ya en su tiempo y ha mantenido inalterada su fama a través de los siglos son las esculturas del Partenón. Finalizada la construcción del templo, Fidias y su taller se ocuparon de la decoración escultórica, que incluía un friso en bajorrelieve de unos ciento sesenta metros de longitud, dos frontones decorados con figuras exentas y noventa y dos metopas en altorrelieve.
Si bien diseñó todo el conjunto, se cree que Fidias ejecutó una pequeñísima parte, pese a lo cual esta obra constituye una muestra indiscutible de su genio. Las piezas que se conservan se encuentran en su mayoría en el British Museum. Gozan de particular celebridad el grupo de las Tres Parcas y los fragmentos de la Procesión de las Panateneas, sobre todo el grupo de los dioses del Olimpo, donde es de admirar el magistral tratamiento de las telas, que se adhieren al cuerpo y dibujan sus contornos, una faceta creativa que ha contribuido decisivamente a la fama del arte fidíaco; también los caballos, poderosos y dinámicos, y sus fieros jinetes denotan la maestría del escultor.
Entre las restantes obras que se atribuyen a Fidias, conocidas por copias, se encuentran el Apolo Parnopios, estatua de bronce erigida en la Acrópolis de Atenas; el Anadumeno de Olimpia, en bronce, que se identifica como el Farnesio de mármol del British Museum de Londres; la Amazonas de Éfeso, creada en competencia con Policleto y Cresilas; y el Anacreonte, que se ha identificado con la estatua Borghese de Copenhague.
Los últimos años de la vida de Fidias están envueltos en el misterio. A la caída de su protector, Pericles, el escultor fue acusado de malversación del oro destinado a la estatua de Atenea, y pese a demostrar su inocencia, fue encarcelado so pretexto de impiedad, por haber incluido su retrato y el de Pericles en el escudo de la diosa Atenea. Según algunos cronistas, Fidias murió en la cárcel; al decir de otros, consiguió fugarse y se exilió en Olimpia, enclave donde en 1954-1958 se excavaron los restos de su taller. Su influencia se extendió tanto a la pintura de vasos coetánea como a la escultura de los siglos siguientes.

LISIPO

(s. IV a.C.) Escultor griego, documentado de h. 360 a.C. a h. 305 a.C. Fue uno de los escultores más famosos de la Grecia clásica y precursor del estilo helenístico. De las 1 500 esculturas de bronce que realizó, según Plinio, no se ha conservado ninguna, pero se conocen algunas de sus creaciones a través de copias helenísticas y romanas.

Su obra más famosa es el Apoxiómeno, un atleta que se limpia el cuerpo con el estrígilo, y que ejemplifica uno de sus rasgos estilísticos más característicos: una mayor profundidad espacial, conseguida en este caso mediante la proyección de los brazos hacia adelante. El acentuado realismo de sus estatuas, otra de sus singularidades, se advierte en el Hércules Farnesio, considerado una copia del Hércules de Sición.

Las figuras de Lisipo son siempre altas y esbeltas, lo que corrobora la tradición según la cual sustituyó el canon de Policleto por uno nuevo, en el que la cabeza representa una octava parte de la altura del cuerpo.

ORDEN DÓRICO

El orden Dorico es el más primitivo y simple de los órdenes arquitectónicos clásicos, es el orden griego por excelencia. Cuanto más antiguo, arcaico, más torpe, dando sensación de robustez (protodórico), cuanto más tardío, más esbelto y proporcionado es; logrando así la armonía y belleza clásica. Se empleó en la Grecia continental desde el siglo VII a. C. y en el sur de Italia. El Partenón, templo dedicado a Atenea Parthenos en la Acrópolis de Atenas, es sin duda el máximo exponente de este estilo arquitectónico. Simboliza fuerza, heroicidad; utilizado sobre todo con este simbolismo en el Renacimiento.
Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:
No utiliza basa; el fuste de la columna descansa directamente sobre el estilóbato, que es el escalón superior del estereóbato, una plataforma con escalones cuyo borde escalonado se conoce como crepidoma.
El fuste es de sección circular, corto y poco esbelto. El tamaño total de la columna nunca
sobrepasa los dieciséis módulos, siendo normalmente el del fuste de entre ocho y trece módulos. Está acanalado por 20 estrías cuya yuxtaposición forma aristas vivas. Su diámetro no es constante, sino que va disminuyendo con la altura más acusadamente cuanto más arriba, éntasis, que produce la sensación de un ligero abombamiento en la parte central.
Las dimensiones de las columnas se refieren al módulo, que es la medida del radio en la base de la columna (donde es mayor).
El capitel está integrado por tres piezas:
El ábaco es una pieza prismática similar a un tablero de planta cuadrada que soporta directamente la estructura horizontal del edificio.
El equino, cuya geometría es la de una figura convexa de revolución, se expande hacia la parte superior con un sentido de transición entre las dimensiones del extremo del fuste y las del ábaco de mayor tamaño.
El collarino: es una prolongación del fuste, separado por una fina acanaladura.
En el orden dórico griego hay una entalladura, de sección triangular, bajo el equino, ya en el fuste.
Es el collarino. En el orden dórico romano el collarino es un tambor cilíndrico interpuesto entre el equino y el fuste, a modo de prolongación de éste y separado de él por una moldura horizontal.
El entablamento está compuesto por:
El arquitrabe, una especie de viga gruesa y lisa que recorre toda la alineación de columnas.
El friso decorado por una alternancia de triglifos y metopas. Los triglifos pueden ser una reminiscencia de las cabezas de las vigas de madera de similar escuadría que, cargando sobre el arquitrabe (en su origen también de madera) formarían el entramado estructural de cubrición. Su apariencia es estriada en vertical. Las metopas exhiben bajorrelieves de variados temas ornamentales.
La cornisa remata el orden formando un saledizo que generalmente cuenta con una moldura de tipo cimacio.

ORDEN JÓNICO

El orden jónico es el segundo, en sentido cronológico, de los órdenes arquitectónicos clásicos que tuvo su origen hacia el siglo VI a. C. en la costa oeste de Asia Menor y en las islas Cícladas, archipiélago situado al sureste de Grecia en el Mar Egeo. Más esbelto y airoso que el orden dórico, ha dejado abundantes muestras de su estilo, de las que, como ejemplo, cabe destacar el Templo de Atenea Niké en la Acrópolis de Atenas.

Se caracteriza por las siguientes peculiaridades:

La
columna va dotada de basa. Se trata de una pieza de apoyo compuesta por tres molduras: dos boceles circulares o medios toros y una escocia intercalada entre ambos. En ocasiones, esta basa apoya a su vez sobre un plinto, pieza prismática de planta cuadrada de poco espesor.

El fuste es de sección circular, y suele presentar un ligero éntasis o gálibo. Está acanalado por 24 estrías separadas entre sí por finos filetes longitudinales. El tamaño total de la columna suele ser de dieciocho módulos y el del propio fuste de dieciséis.

El capitel es el elemento más representativo de este orden y se reconoce por las dos volutas o espirales con que se adorna. Forman parte del equino que se completa con otros ornamentos en forma de ovas y dardos.

El entablamento mide generalmente un quinto del orden total. Está formado por:

El arquitrabe, que se muestra usualmente descompuesto en tres bandas horizontales superpuestas y escalonadas.

El friso es una banda continua (sin metopas ni triglifos) adornada con una sucesión de figuras en relieve. Carga directamente sobre el arquitrabe.

La cornisa coronada por el alero forma un saledizo que generalmente cuenta con una moldura de tipo cimacio.

CAPITEL

El capitel (del latín caput, capitis = cabeza) es un elemento arquitectónico que se dispone en el extremo superior de la columna, pilar o pilastra para transmitir a estas piezas estructurales verticales las cargas que recibe del entablamento horizontal o del arco que se apoya en él. Además de esta misión estructural cumple otra de índole compositiva, pues actúa como pieza de transición entre dos partes constructivas tan diferentes como aquellas entre las que se interpone.
Aunque hay una gran variedad de capiteles, el estereotipo estaría formado por: un astrágalo,
moldura que corre alrededor del fuste de la columna en la base del capitel; un tambor, que es el cuerpo propiamente dicho del capitel, con forma reducible a un tronco de cono o pirámide invertido; y un ábaco, tablero prismático que remata el capitel y que sostiene directamente el arranque del arco o el dintel. El ejemplo de capitel bizantino más significativo son los de Santa Sofía.

Los primeros capiteles conocidos proceden de Egipto. Su aspecto es con preferencia papiriforme o lotiforme, pero también relativo a cualquier otro tema vegetal. En Persia se usaron capiteles formados por dos figuras contrapuestas que dejaban entre ellas un rebajo en el que apoyaba el arquitrabe. Pero el desarrollo y masivo empleo del capitel se debe a la arquitectura griega y romana que hicieron de él un elemento clave de sus órdenes arquitectónicos clásicos. Su diseño se corresponde con los respectivos órdenes. Así: el dórico, carente de astrágalo, sólo tiene equino y ábaco, ambos lisos y muy sencillos; el jónico se caracteriza por las volutas que configuran sus cuatro esquinas; el corintio, más esbelto que el anterior, tiene todo el tambor decorado por hojas de acanto; el toscano es similar al dórico, incluyendo un collarino; el compuesto es una combinación de jónico y corintio, adoptando las volutas de uno y las hojas de acanto del otro.

La arquitectura medieval, tanto la románica y gótica, en occidente, como la bizantina e islámica, en oriente, siguió haciendo uso generalizado del capitel. El capitel bizantino toma por modelo el corintio, logrando una mayor estilización; de forma troncopiramidal invertida, en ocasiones duplica el tambor montando uno sobre otro. El capitel islámico también deriva del corintio con ligeras modificaciones. El capitel románico es muy variado en formas y temas decorativos.

Además de las funciones propias de todo capitel, el románico fue asimismo un instrumento didáctico de primer orden, pues se le confió la tarea de transmitir a los fieles las enseñanzas evangélicas, las del Antiguo Testamento o las de las vidas de los santos, por medio de representaciones figurativas de escenas apropiadas, denominándose capitel historiado. Durante el periodo gótico el capitel fue perdiendo categoría, siendo sustituido por simples molduras, hasta tender a desaparecer en su última fase, a principios del siglo XV.

Con el Renacimiento y el Neoclasicismo se volvió a la utilización de los capiteles clásicos según los cánones de los órdenes arquitectónicos griegos y romanos.
En la época occidental posterior, la del arte ecléctico, se recuperan los modelos de capiteles medievales.